EL EVANGELIO DEL DÍA: "TRAIGAN ENSEGUIDA LA MEJOR ROPA” (LC 15,22) LIBRO DE MIQUEAS 7,14-15.18-20. Apacienta con tu cayad...
EL EVANGELIO DEL DÍA:
Como en los días
en que salías de Egipto, muéstranos tus maravillas.
¿Qué dios es como
tú, que perdonas la falta y pasas por alto la rebeldía del resto de tu
herencia? El no mantiene su ira para siempre, porque ama la fidelidad.
El volverá a
compadecerse de nosotros y pisoteará nuestras faltas. Tú arrojarás en lo más
profundo del mar todos nuestros pecados.
Manifestarás tu
lealtad a Jacob y tu fidelidad a Abraham, como juraste a nuestros padres desde
los tiempos remotos.
El perdona todas
tus culpas y cura todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona
de amor y de ternura.
Cuanto se alza el
cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen; cuanto dista
el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados.
Los fariseos y
los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y
come con ellos".
Jesús les dijo
entonces esta parábola:
"Un hombre
tenía dos hijos.
El menor de ellos
dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de herencia que me corresponde'. Y el
padre les repartió sus bienes.
Pocos días
después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano,
donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa.
Ya había gastado
todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir
privaciones.
Entonces se puso
al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo
para cuidar cerdos.
Él hubiera
deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se
las daba.
Entonces
recapacitó y dijo: '¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y
yo estoy aquí muriéndome de hambre!
Ahora mismo iré a
la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no
merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros'.
Entonces partió y
volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se
conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.
El joven le dijo:
'Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo'.
Pero el padre
dijo a sus servidores: 'Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle
un anillo en el dedo y sandalias en los pies.
Traigan el
ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto
y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado'. Y comenzó la fiesta.
El hijo mayor
estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros
que acompañaban la danza.
Y llamando a uno
de los sirvientes, le preguntó que significaba eso.
Él le respondió:
'Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo
ha recobrado sano y salvo'.
Él se enojó y no
quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió:
'Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus
órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos.
¡Y ahora que ese
hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces
matar para él el ternero engordado!'.
Pero el padre le
dijo: 'Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo.
Es justo que haya
fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba
perdido y ha sido encontrado'".
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